Una preocupación por los más débiles en su nivel económico, capacidad intelectual u otro tipo de limitación (social, familiar…) de acuerdo con nuestra vocación de servicio.
Un ambiente educativo de sencillez, acogida, respeto, confianza, alegría, austeridad, realismo, lealtad y generosidad.
Una concepción de la educación que basa sus esfuerzos en la integración social de los alumnos, la sensibilización con los necesitados y la valoración del saber como medio para mejor servir a los demás.
Una formación en la Doctrina Social de la Iglesia que fundamenta su compromiso cristiano.
La relación de los educadores con los alumnos y padres se basa en la cercanía, convivencia y amistad, siendo mediadores en todo el proceso educativo.